Muchos municipios tanto de interior como de costa, ven multiplicar su padrón gracias a la llegada de turistas estivales. Esto es lo que conocemos como población estacional, que en nuestro país asciende a más de 10 millones de personas.

La población estacional (incluye veraneos, fines de semana y puentes), supone un aporte importantísimo a nuestras localidades. Más de la mitad de los municipios de España no llega al millar de residentes y su pervivencia se debe en buena parte a los lazos familiares que personas residentes en núcleos más grandes mantienen todavía con estos pueblos.

Nuestros municipios han sabido aprovechar sus recursos endógenos (turismo cultural y patrimonial, naturaleza, rutas ciclistas y senderistas, denominaciones de origen, gastronomía y enología) para presentar una oferta atractiva a sus veraneantes. Ciertamente, la llegada de éstos, obliga a los ayuntamientos a reforzar sus servicios, pero también supone un beneficio para el sector hostelero, pequeño comercio local y otros negocios que ven crecer su volumen de clientes. El reencuentro con los parientes, el regreso a los orígenes, a la cuna, a disfrutar de las fiestas patronales, de la cultura y tradiciones, convivir con la naturaleza…, todo ello hace regresar a los que salieron de su localidad para disfrutar del descanso. Además hay que remarcar que cada vez son más las personas que deciden optar por el turismo rural y que llegan a nuestra tierra atraídos por sus encantos.

Según datos oficiales, Castilla la Mancha ha experimentado en lo que va de año un importante ascenso, situándose como cuarto destino del país más demandado en turismo rural. Cada vez está más claro que el turismo es una salida para reactivar la economía y el empleo a través de favorecer el turismo de calidad, y nuestra comarca apuesta activamente por él.